sábado, 12 de abril de 2008

PLANTO UN VERSO EN LA TIERRA

(Foto: Sanatiago Redondo Vega) Olivo

Planto un verso en la tierra donde ara mi consciente,
-agricultor a solas que en mi verdad se asienta-
sembrando entre barbechos palabras por mi cuenta
con la ilusión –un día- de que se harán simiente.

Las riego con el genio que atesoró mi frente;
las meso y entrecavo con la conciencia exenta
de cardos y prejuicios, que en cada sueño aventa
el río de la vida, quien me nombró su afluente.

Un cuenco y un cedazo apenas necesito
para beldarme en horas y respigarme en frutos
con todo lo que absorbo desde la sed que habito.

Me tiemblan en las manos los verbos absolutos,
me abrasan en la boca verdades que no grito,
me basta con la prosa de versos diminutos.

ENTRE DOS RÍOS

Río Carrión a su paso por la ciudad de Palencia.
Río Pisuerga a su paso por la capital vallisoletana


Me navega la vida entre dos ríos,
me crecieron a un tiempo dos riveras:
el Carrión me inundó de primaveras
y el Pisuerga templó –cauto- mis bríos.

Se confiesan sus peces con los míos
y en sus horas mis horas más sinceras
pescan sueños -oníricas quimeras-
con sedales y anzuelos de albedríos.

Aquel niño que fui, éste que escribe,
y el que hablará mañana en mi memoria
aman la piel del río que les vive

tatuando en su azul la escapatoria
de este alma gris que en verso les concibe
afluentes paralelos de su historia.