Autor: Robert Capa
Yo tampoco fui niño que creciera en el vicio,
soy el hijo preñado de una dura posguerra
que arrancara de cuajo, que tirara por tierra
a una España tirana, dividida y sin juicio,
que luchó frente a frente, sin siquiera armisticio
entre hermano y hermano. Cuando el arma se aferra
a ser juez de los hombres ya cualquier vida es perra,
nadie es libre de nadie; sangra cada intersticio.
Ahora somos los hijos de unos padres lejanos
que perdieron la infancia disparando fusiles
que mataron sin odio, que murieron por miles.
Ahora somos los padres de unos hijos pueriles
que precisan de aromas de unos mundos tiranos
soy el hijo preñado de una dura posguerra
que arrancara de cuajo, que tirara por tierra
a una España tirana, dividida y sin juicio,
que luchó frente a frente, sin siquiera armisticio
entre hermano y hermano. Cuando el arma se aferra
a ser juez de los hombres ya cualquier vida es perra,
nadie es libre de nadie; sangra cada intersticio.
Ahora somos los hijos de unos padres lejanos
que perdieron la infancia disparando fusiles
que mataron sin odio, que murieron por miles.
Ahora somos los padres de unos hijos pueriles
que precisan de aromas de unos mundos tiranos
que los icen a un tiempo de los pies y las manos
2 comentarios:
Santiago
Desde mi reconocida "ignorancia poética" debo decirte que este soneto me parece espléndido
Un abrazo
Rafa
Querido Rafa, gracias por adentrarte en este espacio de sueños. Tu autoproclamada ignorancia poética no es más que mesura y conocimiento. Empezamos a saber cuando sabemos lo que ignoramos. Y tu educación empírica te obliga a la modestia. La poesía, aparte de la técnica, es emoción y ahí nadie está en situación de darle lecciones a nadie. Tus propias sensaciones son la que cuentan.
Un abrazo hasta tu espeluznante hemisferio de conocimiento.
Santiago.
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