(Foto: Santander. Santiago Redondo Vega)
Cubre la piel los fríos de un corazón de escarcha
que a golpes nos conforma
desbastando la vida en intemperies,
abrasivo en caricias y suspiros de plomo.
Morimos cada aurora
a zarpazos pautados e inaudibles en sorbos de ocho a tres,
como férreo tributo
al latido inclemente de un estómago bíblico.
Del árbol del trabajo
somos ramas brotando con la estirpe de Adán,
heredad de un castigo indescriptible, impenitente, ruin,
para hacer de nosotros
oscuros edificios con balcones al tiempo
y vistas a un océano lejano e invisible
que nos cose la boca y nos enhebra la psiquis de los párpados.
¡Libertad para el hombre!
aunque no gane el pan con el sudor
que siembra de manzanas la frente a los poetas.
2 comentarios:
Estirpe de poeta en este hallazgo maravilloso. El lenguaje utilizado en consonancia con las ideas, las metáforas bien llevadas y el pasaje hace que bien haya valido la pena abrir tu blog para seguirlo.
Un fuerte abrazo para vos, Santiago.
Anna Francisca
Gracias Tuti por abrirme la voz de este silencio. Tus palabras animan a reinventar la tierra.
Un abrazo, amiga.
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