sábado, 14 de noviembre de 2009

TREN


TREN

Desde la sombra gris de los andenes
suben al tren maletas avarientas,
plenas de viajes, lágrimas y anhelos
-perenne souvenir zurcido en prosa-.

En su partida el tren pronuncia a gritos
adioses a la vida –apeaderos-,
que atestan el vagón de soledades.

Su destino está escrito en los raíles
que se huyen de la tierra al infinito.

Partir, es irse de alma a cualquier parte.

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