Fue Palencia mi infancia. No sabría
devolverle sin versos lo que siento.
Fue su tierra y su gente mi sustento
por los lares que anduve. Y le sería
tremendamente injusto y mentiría
si no dijera en alto, voz al viento,
que, aunque humilde, mi casa, mi aposento
fue un preciado resquicio de alegría.
Hasta en nombre mi calle era especial;
mi casa estaba en Eras del Rosal
donde el número sueña en treinta y seis.
Y el Canal de Castilla fue mi amigo,
mi caña, mi piscina, mi postigo.
Allí crecí feliz. No lo dudéis.
devolverle sin versos lo que siento.
Fue su tierra y su gente mi sustento
por los lares que anduve. Y le sería
tremendamente injusto y mentiría
si no dijera en alto, voz al viento,
que, aunque humilde, mi casa, mi aposento
fue un preciado resquicio de alegría.
Hasta en nombre mi calle era especial;
mi casa estaba en Eras del Rosal
donde el número sueña en treinta y seis.
Y el Canal de Castilla fue mi amigo,
mi caña, mi piscina, mi postigo.
Allí crecí feliz. No lo dudéis.
2 comentarios:
Cuando alguien me dice que no conoce Palencia, primero pongo cara de circunstancia y luego, secretamente me alegro. Creo que si sigue siendo la Bella Desconocida, los que la podemos disfrutar somos unos privilegiados. No te imaginas lo que me ha gustado encontrarte y descubrir que bien sabes decir lo que otros pensamos. Me voy a empapar tu blog enterito.
Un saludo, María.
Gracias María por reencontrar Palencia en estos versos, por entrar en su silencio sostenido y por decir con tu boca limpia lo que todos los que hemos tenido y tenemos amores con Palencia sabemos encontrar cuando cerramos los ojos e imaginamos.
Un saludo, amiga.
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